lunes, 23 de junio de 2008

¿Como podríamos no tener razón?


Hace unos días se cumplieron 5 semanas desde que en el ICEI nos fuimos a paro, y luego a toma, uniéndonos a muchos colegios y universidades que levantaban una huelga nacional de la que un pequeño porcentaje de chilenos está enterado. Ya teniendo experiencia en lo que es una toma (mayo del 2006), en lo que es una marcha (la de la CUT y algunas cuantas), y en como es un proceso de movilizaciones, esta vez definitivamente fue distinto. Por primera vez estaba en Santiago, en el centro mismo del país, donde, como suele decirse, "está todo pasando". Aunque me perdí las primeras acciones, como la funa al consejo universitario, de a poco me fui involucrando en el proceso, yendo a marchas, yendo a la toma, participando en eventos, incluso tocando con Astoreka. Y mientras más me involucré, comencé a presenciar un nivel de violencia, tanto física como sicológica, hacia nosotros los estudiantes como personas y también hacia el movimiento como proceso. Vi con mis propios ojos como los pacos golpeaban a un secundario que iba caminando a mi lado por un parque sin hacer nada; vi como un guanaco tiraba agua al balcón de un departamento, y como también lanzaba agua a estudiantes que caían a un río porque se encontraban al borde de la baranda; vi como un auto atropellaba a un motociclista frente a nosotros, y como los pacos, viendo lo que ocurría, no hacían nada, preocupados de golpear y atrapar a los manifestantes; vi como sin provocación alguna los pacos disolvían marchas pacíficas, llegando incluso a interrumpir, mediante zorrillos y guanacos, un recital de Juana Fé en la Plaza de los Héroes. Me mojaron con sus chorros de agua infestada de químicos que me hacían arder la piel, casi me atropelló un zorrillo, lanzándome su gas, mientras yo trataba de grabar la represión desmedida e injustificada que estábamos viviendo. Y también, cada día luego de lograr escapar de la represión semanal, llegaba a mi casa agotado, hambriento, muchas veces por quedar atrapado en la Casa Central de la Chile, con los pacos afuera, sin dejarnos comer, y al prender la tele veo a la ministra Mónica Jiménez (a.k.a. la vieja culiá) diciendo una cantidad incontable de mentiras por minuto. Teniendo la oportunidad de ejercer, mediante los medios, su deber moral como miembro de la clase política chilena, el cual es hacer valer la voz del pueblo, se dedicó durante todo este mes a atacar de una forma descarada toda expresión de parte de los estudiantes, totalmente convencida de que nuestro movimiento no tenía fundamentos, diciendo que recurríamos a la violencia y nos negábamos al diálogo, cosa que los medios masivos (prensa y TV) respaldaban totalmente, mediante noticias alejadas de la verdad, influenciadas por líneas editoriales conservadoras y elitistas, que evolucionaron desde el 2006, aprendiendo de su grave error, que fue darle un espacio en la televisión al movimiento estudiantil. Así fue como este año, por más que lo intentáramos, no logramos llamar la atención de los medios de otra forma que no fuera dejarnos reprimir por los pacos, cosa que en las noticias se transgiversaba con titulares como "Estudiantes protagonizan graves incidentes", o "Estudiantes inician graves disturbios". Hicimos de todo para llegar a la gente, para demostrar que los medios mienten y dar a conocer nuestro petitorio: la funa a Yingo, los videos en Youtube, conferencias de prensa, la Educatón, eventos y marchas culturales, ferias ciudadanas, marchas pacíficas, gritos creativos, tarreo en las calles, y muchas tantas ideas para de alguna forma llamar la atención de la gente. Pero a pesar de eso, todavía en la tele nos muestran como maleantes, y aunque he constatado en la calle que mucha gente nos apoya, la mayoría le cree a la TV.
Sé que todavía queda mucho por hacer y aunque ya volvimos a clases, espero que sigamos movilizados, porque durante este mes, un día tarreando en la Alameda con Ahumada, me pasó algo que me confirmó que no tengo excusas ni razones para rendirme, y que lo que hemos hecho es algo totalmente legítimo, y que ni los medios ni los políticos cínicos van a apagar los movimientos sociales: estaba yo pidiendo monedas para que los cabros de la toma de la Casa Central pudieran comer, cuando me encontré con 2 cuicos de Vitacura, estudiantes de la FEN, que no me dieron ni 5 pesos, y que me obligaron a explicarles todo nuestro petitorio para nada, porque mientras les explicaba lo que era el aporte Fiscal Directo se reían entre ellos. Me enojé, se fueron, y seguí tarreando, cuando de pronto se me acerca una caballero que me contó que él todos los días se sentaba a pedir monedas, y que vivía en la calle; me dio 200 pesos. Yo le dije que no se los podía aceptar, y le devolví 100 pesos, porque me dijo que no me iba a aceptar de vuelta la otra moneda, porque él quería aportar, ya que estaba de acuerdo con nosotros, y que él no sabía ni leer ni escribir, ni había tenido educación, y no quería que otros estuvieran en su situación. Me contó de donde era, le conté lo que estábamos haciendo, y nos despedimos. Y luego pensé: ¿Como podríamos nosotros los estudiantes no tener razón?

No hay comentarios.: